sábado, 17 de mayo de 2014

Portafolios Proyecto - Filosofía II - 6to año

Estimad@s!
                   Detallo a continuación las guías de estudio que tengo en mi poder. Recuerden que para esta primera instancia deben presentar las Guías 1, 2 y 3 de cada asignatura.

             Si no figuran en esta lista, es por que no tengo nada de esos alumnos (ya sea por que no presentaron, o por que ya se los devolví).
             
             Recuerden que, junto con las guías adeudadas deben llevar el sobre papel madera, tamaño A4.

             Sin más, saludos cordiales!

Prof. Javier Sodero.


PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

  • Hendler: Guía 3
  • Avalos: Guías 2 y 3
  • Paulsen: guías 2 y 3
  • Viesca: guías 2 y 3.
  • Peloso Unger: guías 2 y 3.
  • Avalos Tibol: guías 2 y 3
  • Barboza: guía 1
  • García: guías 1, 2 y 3
  • Encina: guías 2 y 3
  • Maidana: guías 2 y 3
  • Sanchez: guía 2
  • Gonzalez: guía 2
  • Fernandez: guía 2
  • Mayol: guía 2
  • Gomez Pescie: guía 2
  • Gomez Fédrigo: guía 2
  • Gauto Merlo: guía 2
  • Gutierrez: guía 2
  • Canepa: guía 2
  • Quinodoz: guía 2
  • Lugo Ramos: guía 2
FILOSOFIA II

  • Maidana: guías 2 y 3
  • Gonzalez: guías 2 y 3
  • Hendler: guía 3
  • Sanchez: guías 2 y 3
  • Garcia: guías 1, 2 y 3
  • Avalos: guías 2 y 3
  • Pelozo Unger: guías 2 y 3
  • Viesca: guías 2 y 3
  • Gutierrez: guías 2 y 3
  • Encina: guías 1, 2 y 3
  • Gomez Fédrigo: guías 2 y 3
  • Avalos Tibol: guías 2 y 3
  • Canepa: guías 2 y 3
  • Lugo Ramos: guía 2
  • Gauto Merlo: guías 2 y 3
  • Fernandez: guía 2
  • Mayol: guía 2
  • Ponce de León: guía 2.
  • Paulsen: guías 2 y 3
  • Barboza: guía 1
  • Navarro: guía 1
  • Quinodoz: guía 2
  • Gomez Pescie: guía 2

Protafolios de Filosofía I - 5to Año

Estimad@s!
                   Detallo a continuación las guías de estudio que tengo en mi poder. Recuerden que para esta primera instancia deben presentar las Guías 1, 2 y 3.

             Si no figuran en esta lista, es por que no tengo nada de esos alumnos (ya sea por que no presentaron, o por que ya se los devolví).
             
             Recuerden que, junto con las guías adeudadas deben llevar el sobre papel madera, tamaño A4, y lo que no recuerdo haberles pedido son los $0,75 para los gastos de impresión de la ficha de la Evaluación.

             Sin más, saludos cordiales!

Prof. Javier Sodero.


  • Villarroel: Guías 2 y 3.
  • Mattos Castañeda: guías 2 y 3
  • Cardozo: Guías 2 y 3
  • Vacis: Guías 2 y 3
  • Alegre: guía 3
  • Ibañez: Guías 1 y 2
  • Morales: Guía 2
  • García: Guías 1 y 2
  • Fouine: guías 1 y 2
  • Molina: guía 2
  • Oculovicz: guía 2.


miércoles, 16 de abril de 2014

FELIZ CUMPLEAÑOS PADRE MARIO PORTILLO, nuestro querido parroco!!

¡Que el Señor lo Guíe y Fortalezca en el desempeño fiel de su ministerio!

martes, 15 de abril de 2014

Ya te confesaste? No pierdas la oportunidad de vivir una semana Santa...

¿Cómo debemos hacer el
examen de conciencia?
1) Pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine y nos recuerde cuáles son los pecados nuestros que más le están disgustando a Dios.
  

2) Vamos repasando los diez mandamientos para saber qué faltas hemos cometido contra ellos. Por ejemplo:
1er Mandamiento
¿Me acuesto o me levanto sin rezar? ¿Me avergüenzo de aparecer creyente ante los demás? ¿He creído en supersticiones, por ejemplo; amuletos, sales, brujas, lectura de naipes o de humo de cigarrillo, o espiritistas?

2ndo Mandamiento
¿He dicho el Nombre de Dios sin respeto y por cualquier tontería?

3er Mandamiento
¿He faltado a misa los domingos? ¿Cuántas veces? ¿Cuántos domingos voy a misa cada mes?

4rto Mandamiento
¿He desobedecido a mis padres? ¿No les he querido ayudar? ¿Los he tratado mal? ¿He perdido el tiempo en vez de estudiar o trabajar?

5to Mandamiento
¿He deseado que a otros les vaya mal? ¿He peleado? ¿He dicho groserías? ¿Tengo resentimientos contra alguna persona y no le quiero perdonar? ¿No rezo por los que me han tratado mal? ¿Me he burlado de alguien? ¿He puesto sobrenombres? ¿He tratado con dureza? ¿He dicho palabras ofensivas? ¿He hablado mal de otras personas? ¿He contado lo malo que han hecho o lo que dicen de ellos? ¿He escandalizado? (o sea, ¿he enseñado lo malo a los que no lo saben?) ¿Cuántas veces? ¿Me he aprovechado de los más débiles para golpearlos o humillarlos?

6to Mandamiento
¿He detenido en mi cerebro por varios minutos pensamientos o deseos impuros? ¿He mirado películas impuras, o revistas pornográficas o escenas impuras por televisión? ¿He dicho o celebrado chistes malos? ¿He hecho acciones impuras conmigo mismo o con algunas personas? ¿Tengo alguna amistad que me hace pecar?

7mo Mandamiento
¿He robado? ¿Cuánto vale lo que he robado? ¿Pienso devolverlo o dar eso a los pobres? ¿He devuelto lo prestado? ¿He tenido pereza en cumplir los deberes?

8vo Mandamiento
¿He dicho mentiras? ¿He inventado de otros lo que no han hecho o dicho?
 ¿He hecho trampas en negocios o estudios? ¿He creído que Dios no me va a ayudar?

9no Mandamiento¿He codiciado la mujer o el esposo de mi prójimo?  ¿He mirado a un hombre a una mujer de manera impura? 


10mo Mandamiento 
¿He deseado los bienes ajenos? ¿He sido evidioso? ¿He sido avaro? ¿He camido más de lo que necesito? ¿He sido orgulloso?




¿Qué otras preguntas me debo hacer al 
examinar la conciencia?
¿Cuáles son las faltas que más cometo y repito? ¿Cuáles serán las causas por las cuales cometo esos pecados? Por ejemplo: Soy de mal genio: ¿por que será? ¿será que no descanso? ¿Será que me disgusto por pequeñeces que no disgustan a Dios? (Lo que no disgusta a Dios no me debe disgustar a mí) ¿Será que me preocupo demasiado como si Dios no cuidara de mí y no me fuera a ayudar? ¿Será que no me conformo con lo que Dios permite que me suceda? ("Todo lo permite Dios para el bien de los que lo aman", dice la Sagrada Biblia)
Otro ejemplo: Hablo mal de los demás. ¿Por qué será? ¿Será que vivo juzgando a los otros olvidando lo que dijo Jesús: "no juzguéis y no seréis juzgados, condenéis y no seréis condenados" (Mt 7,1), o será que trato con personas murmuradoras que me prenden su murmuradera?
Me vienen pensamientos o deseos impuros: ¿por qué será? ¿será que veo películas impuras o malas en TV o leo revistas pornográficas o no hago bastante ejercicio físico?
Otra pregunta: ¿Cuál será el pecado mío que más le está disgustando a Dios? Si Cristo se me apareciera a ofrecerme quitarme un pecado, ¿Cuál le pediría que me quitara? ¿Qué voy a hacer para tratar de no cometer ese pecado?
¿Qué es arrepentirse de los pecados?
Arrepentirse de los pecados es sentir tristeza o pesar de haber ofendido a Dios que es tan bueno y por haber hecho, pensado o dicho lo que nos hace daño a nosotros mismos o a los demás.

sábado, 12 de abril de 2014

Evangelio de Hoy... Nos preparamos para la semana Santa!!

Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57):

En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. 
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.» 
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis mi palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.» 
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse.
Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?» 
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

lunes, 7 de abril de 2014


Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. 
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» 
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. 
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.»
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. 
Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.»
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

Palabra del Señor

domingo, 6 de abril de 2014

Evangelio de Hoy... FELIZ DOMINGO!


Lectura del santo evangelio según san Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45):

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.»
Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.
Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.»
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. 
Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?»
Le contestaron: «Señor, ven a verlo.»
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!»
Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús: «Quitad la losa.»
Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.»
Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»
Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.»
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. 
Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Palabra del Señor



COMENTARIO DEL EVANGELIO DE HOY (06-04-14)

Renacer a la Vida nueva
“Betania dista poco de Jerusalén unos quince estadios” se dice en la versión larga de este evangelio. Es decir, en el camino cuaresmal, “ya están pisando nuestro pies tus umbrales Jerusalén”. Y todo nos habla del misterio de muerte y vida que estamos a punto de contemplar. Por eso, tras la purificación del desierto y el agua (primer y tercer domingos de Cuaresma) y de la iluminación (segundo y cuarto domingos) se nos invita a mirar cara a cara la muerte. Es preciso confrontarse con ella porque es inútil tratar de esconderse. Por tanto, también y especialmente la experiencia religiosa tiene que mirar a esta realidad y tratar de encontrar una respuesta. En la muerte sentimos de manera especialmente intensa la lejanía de Dios, su silencio, y tenemos tal vez la impresión de su indiferencia hacia nuestro destino.
Es lo que parece transmitir el arranque extraño del evangelio que se nos propone este domingo. Una petición de ayuda, una súplica hecha con angustia y urgencia, y que aparentemente no obtiene respuesta. En efecto, con frecuencia tenemos la sensación de que Dios no nos escucha, de que permanece indiferente a nuestras súplicas, que obtienen el silencio persistente por toda respuesta. Dios, Jesús, no se dan prisa, parecen no preocuparse de llegar tarde.
Nuestra sensación de abandono y de falta de respuesta en tantas ocasiones hace que surja en nosotros a veces la tentación o la realidad del reproche contra Dios: “si hubieras estado aquí…”. Es un reproche que puede revestirse de muchas otras formas: ¿por qué Dios consiente el mal?, ¿qué hace contra la injusticia? Y así un largo etcétera. Con razón dice Benedicto XVI en su encíclica “Spe salvi” (n. 42) que el ateísmo de los siglos XIX y XX, por sus raíces y finalidad, es un moralismo, una protesta contra las injusticias del mundo y de la historia universal.
Y, en principio, la respuesta que Jesús da a Marta (“tu hermano resucitará en la resurrección del último día”) no resulta muy satisfactoria. Marta misma lo reconoce y al hacerlo parece decirle a Jesús que sí, que vale, pero que ella le pedía otra cosa, más inmediata. La respuesta religiosa que remanda la solución “a la otra vida” es también objeto de impugnación por parte de la crítica de la religión.
En suma, henos aquí confrontados por la muerte. Ya sabemos que la muerte es algo natural, pero, sin embargo, algo se alza en nosotros como protesta contra ella. El texto de hoy parece querer que miremos de cerca a la muerte, que no ocultemos su feo rostro, su mal olor, antes de darnos una respuesta.
Respecto del carácter natural de la muerte, es muy iluminador lo que, de nuevo, el papa Ratzinger dice en esa misma encíclica (nn. 10 y 11): hay en ella un elemento liberador pues, pensándolo bien, una “vida eterna” en las condiciones de vida en la tierra no es en absoluto deseable; de modo que “es cierto que la eliminación de la muerte [biológica], como también su aplazamiento casi ilimitado, pondría a la tierra y a la humanidad en una condición imposible y no comportaría beneficio alguno para el individuo mismo. Obviamente, hay una contradicción en nuestra actitud, que hace referencia a un contraste interior de nuestra propia existencia. Por un lado, no queremos morir; los que nos aman, sobre todo, no quieren que muramos. Por otro lado, sin embargo, tampoco deseamos seguir existiendo ilimitadamente, y tampoco la tierra ha sido creada con esta perspectiva. Entonces, ¿qué es realmente lo que queremos? Esta paradoja de nuestra propia actitud suscita una pregunta más profunda: ¿qué es realmente la «vida»? Y ¿qué significa verdaderamente «eternidad»?” (Spes salvi 11).
Cuando pensamos reflexivamente en nuestra voluntad de vida y en nuestra oposición a la muerte, comprendemos que la vida eterna significa una vida en plenitud. Es en este sentido en el que hemos de entender la muerte como la negación del bien y la verdad, la justicia y el amor. Es en este sentido en el que la muerte es como la síntesis de todos los males.
Uniendo el sentido natural de la muerte con el sentido moral, podemos comprender que, por un lado, Dios no responda inmediatamente a nuestra petición: la muerte es un trance necesario. Pero que, por otra, precisamente en Jesucristo nos ha dado una respuesta definitiva e inesperada. ¿Cuál?
Volvamos de momento a la escena de la resurrección de Lázaro. En realidad no se trata de una resurrección en sentido estricto, sino de una “vuelta a la vida”, de una “vivificación”, pues es claro que Lázaro volvió a morir. A propósito de esta situación dolorosa (un amigo, un hermano, alguien querido ha muerto), Jesús no nos ahorra la fealdad y la dureza de la muerte, su mal olor. Jesús la siente con sentimientos humanos, participa del duelo, siente el desgarro que todos sentimos, llora por el amigo. Y nos invita a mirar con realismo, a abrir la tumba. Al mandar con voz potente que la muerte suelte su presa, ¿cómo hemos de entender este gesto? 
Por un lado, Jesús está anticipando su propia resurrección. Ante su muerte, ya cercana, nos muestra que, incluso sucumbiendo ante ella, tiene poder sobre ella. Jesús no evitó la muerte de Lázaro, como no evitó la suya propia. Y de esta manera nos da una respuesta mucho más radical y definitiva que simplemente atrasar un tiempo la muerte del amigo (del niño, de la víctima inocente, del ser querido, etc.). Jesús ha enfrentado la muerte humana muriendo, se ha hecho presente en ella y, de este modo, ha hecho de la muerte lugar de encuentro con Dios.
La cuaresma tiene su origen en la preparación inmediata de los catecúmenos al Bautismo. De ahí la llamada a la conversión, la meditación y los ritos de purificación e iluminación. Pero el bautismo es la inmersión en la muerte de Cristo para renacer a una vida nueva. De ahí que, inmediatamente antes de la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo (en la Vigilia Pascual tendrá lugar el bautismo de los catecúmenos) la liturgia y la Palabra nos pongan de frente a esta realidad. Por la muerte y la resurrección de Cristo, la muerte se ha convertido en el verdadero bautismo que nos abre y ofrece la posibilidad del renacimiento a una vida plena. 
Pero, si la vivificación de Lázaro anticipa la resurrección de Cristo, pero no le evita participar de la muerte biológica, significa que Lázaro, que es aquí figura del bautizado, renacido por el agua y el fuego, participa ya en esta vida y en estas condiciones mortales de la vida del resucitado. Es decir, se nos dice aquí que, aunque con limitaciones, la vida eterna ya ha comenzado. Y esto es así, precisamente, porque Betania (el lugar en que vivimos y morimos) dista poco de Jerusalén: de la nueva Jerusalén. “que baja del cielo, morada de Dios con los hombres, y (en la que) ya no habrá muerte, ni llanto” (Ap 21, 2-4). Y distan poco porque Jesús, que ha bajado del cielo y ha puesto su morada entre nosotros, ha recorrido el camino que las une.